Tras el reciente censo realizado en Bolivia, el expresidente Evo Morales ha levantado su voz para cuestionar el manejo de los recursos destinados a dicho evento y para denunciar la estigmatización de ciertas regiones del país. En una conferencia de prensa, Morales expresó su preocupación por las condiciones en las que trabajaron muchos de los censistas y señaló discrepancias en el manejo de fondos públicos.
Uno de los principales puntos destacados por Morales fue el tema del presupuesto asignado al censo. Según sus declaraciones, existen dudas sobre el destino de los 140 millones de dólares destinados a esta actividad. El exmandatario señaló que, a pesar de esta cifra millonaria, muchos censistas trabajaron sin siquiera recibir refrigerios, lo que plantea serias interrogantes sobre la gestión de los recursos y la transparencia en el proceso.
Además de cuestionar el manejo financiero del censo, Morales hizo hincapié en la estigmatización de ciertas regiones, particularmente el Chapare. En sus palabras, denunció que el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, contribuyó a esta estigmatización al entregar armas en la zona. Morales afirmó que estas armas fueron supuestamente otorgadas gracias a un acuerdo con la Unión Europea, pero posteriormente la misma entidad europea negó haber participado en tal entrega. En un tono crítico, Morales calificó a Del Castillo como “SONIA”, en alusión a un supuesto fracaso en la lucha contra el narcotráfico.
Esta denominación sugiere una desaprobación hacia el desempeño del ministro y apunta a una falta de eficacia en las políticas antidrogas implementadas por el gobierno actual. Las declaraciones de Evo Morales no solo ponen de relieve posibles irregularidades en el manejo de los recursos públicos durante el censo, sino que también resaltan la importancia de abordar la estigmatización de ciertas regiones del país. Además, sus críticas hacia el ministro de Gobierno ponen de manifiesto tensiones políticas y discrepancias en la gestión actual en Bolivia.