El influencer Alejandro Pinedo fue declarado persona no grata en Oruro luego de haber asistido y elogiado la festividad de la Virgen de la Candelaria en Puno, Perú. El Comité Cívico y el Conade lo acusan de “ser cómplice del plagio” de las expresiones folclóricas bolivianas.
A través de un comunicado, estas instituciones pidieron a empresas y organizaciones cortar cualquier tipo de vínculo con Pinedo. La medida ha generado debate en redes sociales, donde algunos lo defienden y otros lo acusan de traicionar la identidad cultural del país.
Por su parte, Pinedo rechazó las críticas y aseguró que todo se debe a la “envidia” de quienes no toleran su éxito. La polémica sigue creciendo y deja abierta la pregunta sobre los límites entre la admiración cultural y la apropiación.
El presunto escándalo relacionado con una colección de relojes de lujo, supuestamente propiedad de la presidenta peruana Dina Boluarte, ha generado una ola de controversia que ha involucrado a importantes figuras políticas y ha puesto en entredicho la estabilidad del país.
Este miércoles, el partido Fuerza Popular, aliado de Boluarte y liderado por el exmandatario Alberto Fujimori, exigió “respuestas claras” sobre el origen de los relojes de alta gama, mientras que la Fiscalía de la Nación inició diligencias preliminares por presuntos delitos de desbalance patrimonial y enriquecimiento ilícito.
En medio de la creciente polémica, la ministra de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Hania Pérez de Cuéllar, sugirió en una entrevista radial que detrás del caso podría estar el exjefe del gabinete, Alberto Otárola, desatando una nueva ola de especulaciones.
Sin embargo, Otárola rechazó rotundamente estas acusaciones y expresó su “decepción” por las declaraciones de Pérez, insinuando que se trata de un intento de desestabilizar al Gobierno.
Mientras tanto, Boluarte ha mantenido un mutismo público en los últimos días, con una disminución notable de sus actividades oficiales. La única vez que se ha referido a los relojes fue para calificar uno de ellos como un “artículo de antaño” que utiliza “muy eventualmente”.
La incertidumbre persiste en torno a si los accesorios mencionados fueron registrados por la presidenta en su declaración jurada, mientras el país sigue expectante ante el desarrollo de los acontecimientos en este escándalo que amenaza con afectar la estabilidad política del país.
La popularidad y la controversia a menudo van de la mano en el mundo de las redes sociales, y Maryorit Córdova, conocida como ‘Soy Maryorit’ en TikTok, no es ajena a esto. La influencer peruana se encontró en medio de una tormenta digital después de un altercado con el Ministerio de Energía y Minas (Minem) que resultó en el cierre de su cuenta en la plataforma de videos cortos.
El conflicto se desencadenó cuando Córdova acusó al Minem de utilizar su imagen sin su consentimiento en una de sus campañas en TikTok. Este reclamo provocó una batalla legal entre la influencer y el ministerio, generando una ola de controversia y atención mediática.
Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando se anunció que el Minem y Córdova habían llegado a un acuerdo. En lugar de calmar los ánimos, esta resolución provocó una reacción adversa por parte de la comunidad en línea. Muchos seguidores de la influencer expresaron su descontento con la decisión, iniciando una campaña con el lema “0 seguidores para Soy Maryorit”.
Como resultado, Córdova experimentó una caída significativa en su base de seguidores, perdiendo los 9,2 millones de seguidores que había acumulado. Además, TikTok decidió suspender temporalmente su cuenta, citando múltiples infracciones a las normas de la comunidad.
Sin dejarse vencer, Maryorit Córdova creó una nueva cuenta oficial para intentar reconstruir su audiencia. Sin embargo, la situación se complicó aún más con la viralización de un video en el que un individuo afirmaba haber sido despedido del Minem debido al incidente con la influencer, alegando además que ella había recibido una compensación monetaria por el mal uso de su imagen.
El Minem respondió negando estas afirmaciones y emitió un comunicado declarando que había llegado a buenos términos con Córdova, quien aceptó las disculpas sin buscar compensación económica y se mostró dispuesta a participar en futuras campañas. Aunque el daño en la imagen pública y la percepción de ambas partes ya había sido hecho.
Este caso pone de manifiesto la importancia de la gestión de crisis en la era digital y la necesidad de considerar las repercusiones tanto en la esfera pública como en línea de las decisiones tomadas. A medida que las redes sociales continúan ejerciendo una influencia masiva en la opinión pública, es crucial que tanto individuos como organizaciones actúen con transparencia, responsabilidad y respeto mutuo para navegar con éxito en este entorno siempre cambiante.